sábado, 12 de julio de 2014

Y nunca es suficiente

Me gustaría poder decir que me he convertido en ese tipo maduro y autoconsciente con el que la mayoría de mujeres sueñan. Pero no es así, ahora soy el mismo crío que era hace unos meses, pero más delgado, más irritable y con un par de necesidades menos.
Eso no me hace madurar.
Al empezar a odiarme a mí mismo pude deshacerme de mi ego por un tiempo, pero esa obsesión enfermiza con mis defectos sigue siendo una extensión de mi ceguera con aquello que hay alrededor.
La contradicción de creerte libre para hacer cualquier cosa pero no hacer nada es demasiado para mí.
Pero es que todo me parece una estupidez. Y sé que es un defecto en mi vista, no en el todo.
Se me están acabando las ideas para enfrentarme al mundo con algo de dignidad. Pero es una dignidad fingida. Soy uno más de la manada, pero al menos me siento culpable por ello. Intento cambiarlo pero a la vez no lo intento, me quedo mirándome con asco, porque es muy fácil culpar a tu "yo estúpido" mientras el "yo listo" dice estar preparándose para cambiarlo todo, pero puede que la solución esté en olvidarse de ese "yo listo" o "superego". No soy quien me gustaría ser, no puedo fingir serlo. Intentarlo y no conseguirlo me está envenenando, y cada vez tengo menos ganas de disfrutar lo único que tengo. La jodida vida.
Estar alegre me hace pensar que me estoy engañando
Ser depresivo me deprime aún más
He entrado en un círculo vicioso y voy a tener que salir de él. ¿Cómo?

Espero poder salir con vida de él, aunque no estoy seguro...

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