viernes, 14 de marzo de 2014

Colores en el humo

¿Cómo demonios se consuela un ser que está en continua combustión?

Temo no ser suficientemente astuto para dar con la respuesta.


El contacto con tu piel me quema, cuando te busco en la distancia no encuentro más que una camarera que me sirve fría, amarga lucidez.

Me dormí al principio de la película, me inventé el resto. Al despertar vi que mi pecho estaba manchado en sangre, pero eso sólo me sacó una sonrisa,

Siempre dejo el corazón en casa, por si me lo quitan.

Pero eso no siempre funciona.

No he dicho más que memeces desde que he empezado.

trágate el humo, campeón.

domingo, 9 de marzo de 2014

Colores en el agua

Me disparaste.


Sin embargo no he muerto, tengo la sensación de que no hay suficientes balas en el mundo para liquidarme. Pero Tánatos está al acecho.

No veo más que alusiones e ilusiones en tus macabras líneas, puede que necesite darme por aludido, y que todo sea una alucinación de este enfermo de soledad.

Mi amarga obsesión me está volviendo loco, y también cuerdo. Me está colmando la cabeza de luminosos fuegos artificiales, y éstos me queman por dentro. Pero hace tiempo que aprendí a disfrutar de lo amargo; como el café, o el amor.

Amargo es el destino que nos aguarda a todos, el único destino cierto. Nuestra vida fluye hasta llegar al océano, y ahí ya no hay tiempo de rectificar. Sabiendo (o creyendo) esto, uno se da cuenta que hay personas que tienen más valor que cualquier tesoro.

Pues el tiempo es oro para el que no lo vive solo.

Siento despertar algo dentro de mí, algo que renace después de un largo sueño, o que renace justo al empezar a soñar, no estoy seguro. Ni puedo estarlo.
Puede que sea cosa de mi déspota imaginación, que disfruta viéndome volar entre las suaves nubes para verme estallar contra el frío suelo, aplastado por esa gravedad que nos une.

Que le den al destino, yo quiero hacer mi camino, o el tuyo.
El miedo sigue oprimiéndome, pero no me importa. Estoy listo para saltar al vacío. 


 watercolours

Soy un burgués con alma de vagabundo
Paso las horas leyendo sombras del mar profundo
Toda mi luz la guardo en un barco de papel
Pero hace ya tiempo que me deshice de él.

Esos faros verdes no me dejan ver la luz del sol
Y eso me encanta.

viernes, 7 de marzo de 2014

Donde duele inspira

Odio acostarme con la certeza de no haber hecho las cosas bien.
Odio no hacer las cosas bien.
Odio no hacer cosas.
A veces incluso me odio.



This stupid monkey got its ego hurt
The moonshine burnt his brain
It had nothing to say
Now he has nothing but rain.

...pero donde duele inspira

domingo, 2 de marzo de 2014

¿De dónde he salido? (II)

Tiempo atrás, un pequeño mono salió de una ostra marina en busca de aventuras. Pese a las comodidades que había perdido al abandonar la vida subacuática, nuestro amigo se acostumbró a la vida en el desierto, aprendió los rituales que sus camaradas hacían; rituales estúpidos, palabras que no dicen nada, miradas que hablan por sí solas, silencios incómodos, sonrisas de hipocresía y sobretodo indiferencia. Tanto fue lo que el pequeño mono tuvo que aprender que olvidó su querido refugio submarino, y Babilonia se convirtió en su nuevo hogar.


En Babilón todas las puertas están abiertas para el que tiene los bolsillos llenos, todas las caras tienen una sonrisa si las monedas suenan, pero el pequeño mono no quiere saber nada de monedas, pues él cree en las sonrisas de verdad. Todo en el desierto parece de plástico si no lo miras con buenos ojos, la presión es insoportable y los ojos de los buitres se sienten clavados en la nuca como el gélido aliento de un depredador, que espera sin prisa que su presa decida detenerse a descansar.


El mono decidió que ese no era el tipo de vida que él quería, no quería quedarse estancado en un barroco baile de máscaras que nunca termina, cuando alguien muere su disfraz se recicla y la música sigue sonando, pues lo importante es que nadie sospeche que ocurre algo. Y por eso volvió al mar, donde sólo los peces pudieran influenciarlo.


El mar era diferente de cuando él lo dejó, pues en él las ostras habían proliferado sin control, tantas eran las conchas situadas en el fondo del mar que nuestro compañero, desolado, no pudo encontrar su querida ostra natal.


No por eso se desesperó, decidió buscar una ostra mejor, una ostra que le recordara cada vez que la vida en el mar era mucho más satisfactoria que la vida en el desierto, que lo protegiera del frío existencial del oceáno. Que lo hiciera sentir vivo, y no manteniendo la vida.
No tuvo que buscar mucho, pues un precioso ejemplar le llamó la atención, Mono intentó acercarse, de manera cordial y desenfadada, pues no quería asustar a nadie, Ostra respondió al acercamiento de Mono, pero sin mostrar su interior, sólo por un momento dejó entrever algo, algo con un brillo blanquecino, impoluto. Una joya interior.


No necesitó nada más. Empieza el juego.

El nacimiento de Venus  Monus