lunes, 21 de abril de 2014

Aterrizaje

"Muchos años después, delante del pelotón de afusilamiento, el Coronel Aureliano Buendia Mono había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo el desierto se mostró ante sus ojos."
Silencios incómodos.
Reconocer el propio error es un asunto de suma dificultad. Más si se trata de un error en la concepción de la realidad que te rodea.
Del trono del mono al suelo. Sin término medio. Una caída meteórica hacia el asfalto con un descomunal hostión como final. En el espacio se estaba demasiado a gusto.
Y pese a no quererlo, Mono vuelve a Babilón. Nunca se fue del desierto, sólo olvidó que estaba en él.

"La vida es así tío, tú no te rayes."

Mentirse no sirve en esta guerra. La jungla es más peligrosa que nunca.
Pero Mono ya no quiere ser una presa. Se ha dado cuenta de que puede ser un depredador. Se ha dado cuenta que no es una víctima de su vida, sinó el principal artífice.
Cierto día un mentiroso se cuestionó qué era la vida sin exámen. Yo no me cuestionaba este tipo de cosas. Hasta que te conocí.
Al fin pude dar fin a esa doble moral que tanto odiaba. Al fin crucé la linia de lo que hacía y lo que haría.
Mi obeso ego cayó por su propio peso.
Pero yo sigo aquí, sonriendo bajo la lluvia de Abril. Ondeando un estandarte que me proporciona una subjetiva lucidez, lucidez que arde en las orejas del que la escucha. Papá Mono no pudo soportarlo.

Ahora estoy oficialmente loco. Y eso me hace más peligroso que vosotros, cachorros.


El brillo que desprenden tus ojos pudo mantenerme distraído lo suficiente como para dejar de mirar siempre al mismo sitio. Ahora solo intento sanar el ritmo de mis latidos, aliviar viejos quejidos.

Has oído que me odio?
Ni siquiera has olido cuándo ha dolido
Cuánto he sufrido para crecer
Para aprender a perder.
Cuánto he tenido que padecer
Para llenarte de placer.

No todo se puede comprar.

Ahora todo es más nítido, y a la vez todo es más difuso. La vida no es algo fácil, y yo aún tengo que aprender a improvisar. Pero ya no tengo prisa, mi ritmo cada vez es más sano. Espero que el tuyo también.

Entre contenedores y sacos de abono, besitos del Mono.